Uno de los materiales que más han testiguado la evolución de la humanidad, es sin lugar a dudas el papel. Un elemento que ha servido para materializar las ideas y conocimientos de los seres humanos a lo largo de su historia.
Desafortunadamente, el humano se dividió por clases sociales y lo mismo hizo en la producción de sus herramientas, es así como se obtiene la mayor cantidad de tipos de papel, los cuales tienen un valor de acuerdo a su composición.
Actualmente son tantos los papeles a los que el público está expuesto que surgió la necesidad de clasificar la información y el comunicólogo optó por destinarse dicha función.
Y así fue adecuando los mensajes originados en el papel, elaborando una lista de los papeles más finos y respetados, filtrando de una u otra forma el contenido de ellos. Sin embargo, se enfrentó a una de las revoluciones del siglo XXI, el internet y su papel electrónico, un tipo más igual de importante que el papel clásico pero mucho más difícil de manipular.
El papel electrónico esta a manos de todos y lo importante es la tarea de cada uno de los involucrados, que tanto se responsabilizan al producir y que tanta capacidad de análisis se tiene para ingerir.
El problema no es que exista un espacio electrónico donde todos pueden colaborar sino que como raza humana perdamos la capacidad de discernir y recolectemos a la velocidad de la web sin importar si el sembradío dio frutos podridos.
Pablos Coello lo remarcó, el internet es un martillo, un soporte de doble filo causante de desarrollo y peligro a la vez si no se emplea bien. Entonces como comunicólogos cómo enfrentar al fenómeno, con rigor afirmó el español y siendo enérgico de que sólo a través de la investigación se puede comprobar la calidad del papel del que están hechas tus ideas.
Finalmente, hay que destacar que no existen papeles naturales, todos de algún modo han sido alterados por la ideología y subjetividad de su productor, Pablos Coello es prueba de ello al encontrar destellos y aromas de izquierda en su papel.
Es válido, el silencio no es rentable y cada quien habla de cómo le fue en su papel, es tarea de cada persona escuchar y comprar el mejor papel exhibido en el estante.
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